jueves, 21 de noviembre de 2013

¿El futuro de lo ilógico?

Tienes las manos empapadas de una valentía aparente; los ojos se pierden entre sí, cada uno parece ser un alma independiente. Andas, caminas, miras un árbol. ¿Qué ves? ¿Vida? ¿Muerte? Tal vez.

Tu rutina baila al son del poder, un poder imaginario, más bien una idea bastarda materializada. La gente fuma, bebe, transfiere, consume. Operarios con voz amplificada. Un cortocircuito en tu oído, el acúfeno es el demonio heredado, un guardián ciego, inerte, pero omnipresente.

Tiras pan, recoges hambre; a los ríos los reemplaza el llanto, al perro el cantor, al cantor la hojalata, el aluminio y el carbono.

¿Sol? ¿Para qué sol, si la mentira lo ha tapado? De un balazo se bajaron a la luna; la aparente calma estalló en formas de plumas muertas.

El amor, el amor mató al mundo.