miércoles, 5 de junio de 2013

Maldita ansiedad.

Todo se sale de cauce, de control. Semanas y semanas tratando de sobrellevar esta enfermedad, y de repente, en una hora, todo se desordena. Imagino cuatro borrachos sacudiendo la baraja de dominó; qué difícil es armar el juego.

Amo mi vida, amo a mi hija, por eso sigo aferrándome a ella. Siento miedo a tantas cosas nuevas: miedo a vivir, a la gente, a los aires, los lugares, el clima, la frustración y la desidia.

Creo que en este momento nadie podría ayudarme; cada uno carga con sus propios problemas.